Valle de Tobalina

 El Ebro, tras cruzar el desfiladero de la Horadada, se remansa en su recorrido a través del valle de Tobalina, entre los Montes Obarenes y la Sierra de Árcena, antes de excavar el estrecho Desfiladero de Sobrón entre estas sierras que cierran el paso hacia el oeste formando lo que se conoce como el “Hondón de Tobalina”.

El bicarbonato cálcico acumulado por las aguas del Ebro es el origen de un tipo de roca sedimentaria muy porosa, debido a los organismos vivos presentes durante su proceso de formación, conocida como toba. La abundancia de este tipo de roca sedimentaria, muy utilizada en la construcción de sus casas, dio el nombre a este valle.

Durante siglos sus habitantes han vivido de la ganadería, de los cereales y de la vid con la que elaboraban un vino ligeramente ácido conocido como chacolí. Aún se conservan restos de las antiguas bodegas y lagares en algunos pueblos, como en Montejo de San Miguel en donde se pueden visitar en su Museo Etnográfico. Hoy en día la vid ha dado paso a los frutales y la ganadería no tiene la importancia que tuvo en otros tiempos.

Un oscuro pasado

Tras un oscuro pasado prehistórico del que hay pocos datos a excepción de algunos vestigios en el Pópilo, cerca de Herrán o el posible menhir de Mijaralengua, la presencia humana en este valle ha dejado numerosos testimonios a lo largo del tiempo. El emplazamiento de algunos de sus pueblos sugiere la existencia anterior de antiguos castros de la época en la que cántabros y autrigones se disputaban estas tierras, pero también en este caso son escasas las evidencias arqueológicas.

El paso de Roma: Las Puentes y El Bucarón

La romanización de este amplio valle, pese a no ser muy intensa, dejó algunas señales, principalmente relacionadas con las vías de comunicación, cuyo trazado buscaba los pasos abiertos en las montañas por ríos como el Ebro y sus afluentes. Una de estas vías atravesaba la Sierra de Árcena por el estrecho desfiladero del río Purón. A su paso por este lugar, llamado las Hoces de Flavio, todavía se puede ver el túnel de bóveda de cañón conocido como “Las Puentes” que tuvieron que construir para salvar la parte más angosta del desfiladero. Muy cerca de su paso se localiza el yacimiento romano de “El Bucarón”.

Esta vía, a través del desfiladero del Purón, mantuvo un importante papel durante la Edad Media como medio de comunicación con los pueblos del norte y por ella acudieron nuevos pobladores, los foramontanos. En la documentación medieval se alude a ella con el nombre de “carrera Erelma”.

De los tiempos de la dominación romana quedan en el valle de Tobalina otros vestigios como los restos de una posible torre de vigilancia en la Peña del Mazo, en Pajares, así como algunas viejas lápidas con inscripciones, como las reutilizadas en la pared de la iglesia de Tobalinilla, y la del cementerio de Bascuñuelos.

Necrópolis, eremitorios y pequeños monasterios medievales

Los pueblos prerromanos, fundamentalmente ganaderos disponían sus asentamientos en las zonas montañosas, en enclaves con buena visibilidad para proteger sus ganados. Durante los primeros siglos medievales se produjo un amplio movimiento de asentamiento en los valles y en las riberas de los ríos, vinculado a la explotación agrícola. Las pequeñas iglesias y monasterios propios, muchos de ellos herederos de minúsculos eremitorios rupestres, fueron un importante factor de concentración y de sedentarización de la población. Por otra parte, la proximidad de la sede episcopal de Valpuesta tuvo una gran influencia en el poblamiento de estas tierras.

Un testimonio de los más antiguos asentamientos medievales nos lo aportan las numerosísimas necrópolis de tumbas excavadas en la roca extendidas por todo el valle, muchas de ellas asociadas a pequeños eremitorios y a monasterios desaparecidos, pero de los que existen evidencias documentales.

Una muestra de esto son: el complejo eremítico de El Pópilo y el desaparecido monasterio de San Martín, cerca de Herrán; la pequeña necrópolis de Orbañanos en el lugar en el que se cree que estuvo el desaparecido monasterio de San Juan de Orbañanos; las necrópolis de Quintana María, Montejo de Cebas, Cormezana y Pajares, en donde pudo estar también el monasterio de San Juan de Berganza; así como los monasterios de San Torcaz en Leciñana, San Julián en La Prada, Santa Eulalia en el desaparecido pueblo de Villasemplún, el monasterio de San Pedro en donde se encuentra hoy la ermita de San Miguel de Montejo de San Miguel, los monasterios de San Acisclo y de San Fructuoso en Pangusión, y el monasterio de San Saturnino de La Orden, del que queda en pie hoy en día su magnífica iglesia románica.

Entre Castilla y Navarra. Entre los Salazar y los Velasco

Este valle que pasó en poco tiempo de ser tierra de nadie a tierra deseada por todos, vivió épocas de luchas entre reinos y entre linajes. Durante algún tiempo, tras la muerte de Sancho el Mayor de Navarra, Castilla estuvo dividida, permaneciendo el Valle de Tobalina bajo la órbita navarra hasta la batalla de Atapuerca (año 1054).

Los Salazar, desde que Martín Galíndez, segundo señor de Salazar, construyese su castillo a mediados del siglo IX en un pequeño cerro en el centro del valle, tuvieron grandes patrimonios en Tobalina. El primitivo castillo de los Salazar dio lugar a la población de Quintana y, en donde estuvo aquel castillo, en el siglo XV un descendiente suyo construyó la torre que aún hoy está en pie. La torre de los Salazar en Quintana Martín Galíndez y la del castillo de Frías, que pasó a manos de los Velasco en el siglo XVI, continúan en pie, una a cada lado del Ebro, como mudos testigos de aquellos tiempos.

Las poblaciones de Tobalina dependieron de Frías durante varios siglos, pero a mediados del siglo XV, el poder de los Velasco, en cuyo patrimonio entró la villa de Frías, se extendió por todo el valle, y todas sus villas fueron de señorío de los duques de Frías hasta la abolición de los señoríos a comienzos del siglo XIX.

La iglesia, los señores y el pueblo (oratores, bellatores y laboratores)

Los tres estamentos en los que se dividió la sociedad durante siglos continúan presentes en las obras que les representaban: templos, torres y pueblos.

Los templos

Son bastantes las iglesias que conservan restos de los primitivos templos románicos. En muchos casos sólo se conserva la pila bautismal románica, y en otros como en las iglesias de Cuezva, Herrán, Pajares o Santa María de Garoña, sus fábricas renacentistas del siglo XVI conservan algunos restos de época románica.

La iglesia románica mejor conservada es la de San Saturnino, a las afueras del pueblo de La Orden. Es muy interesante el ábside decorado con una arquería ciega hacia el exterior, así como un sillar reutilizado en el que se representa una sencilla escena tallada a bisel. También son de gran interés la ventana románica que se conserva en la iglesia de San Andrés de Pedrosa, y los sencillos templos románicos de Promediano, Santocildes y Tobalinilla.

De entre los templos construidos entre los siglos XVI y XVIII, hay que destacar la sobriedad y elegancia de la iglesia renacentista del monasterio de San Miguel, en San Martín de Don, y su lujoso retablo barroco.

Entre las obras escultóricas sobresalen los retablos renacentistas de Lozares, Bascuñuelos y el de la capilla de Santa Lucía de la iglesia de Herrán, atribuidos al retablista cántabro Juan de Bueras. Es de gran valor también la talla de la Virgen gótica de Cormezana, actualmente en la iglesia de Quintana Martín Galíndez.

Las torres

Las torres y las grandes casonas blasonadas que se reparten por los pueblos de Tobalina son ejemplos de una arquitectura señorial cargada de simbolismo, no sólo por la calidad de su construcción o por sus dimensiones, sino incluso por su emplazamiento en un lugar privilegiado o destacado. Es el caso de la torre de los Salazar de Quintana Martín Galíndez, o la torre de los Bonifaz en Lomana, ambas del siglo XV.

En Gabanes, la casa-torre de los Angulo, del siglo XVII, es un magnífico edificio renacentista en el que su bellísima portada llama poderosamente la atención. Herrán, San Martín de Don y Montejo de San Miguel cuentan también con buenos ejemplos de torres y casas blasonadas.

Los pueblos

En general se conservan bastante bien los trazados urbanos y la arquitectura tradicional de casi todos los pueblos. Las casas responden en general al tipo de casa montañesa. Son generalmente de piedra con recercados de sillería en los vanos y en las esquinas, siendo muy frecuentes también los entramados de madera y toba en muchos edificios. Solanas de madera y pequeños balcones, a veces en voladizo y otras hundidos en la fachada, son otros elementos característicos de su arquitectura.

No faltan en estos pueblos fuentes, molinos, horneras, puentes y boleras como elementos en los que se manifiesta de un modo especial la arquitectura tradicional. Algunos conjuntos urbanos como el de Herrán y el de Montejo de San Miguel han recibido premios en el Concurso Provincial de Patrimonio Rural por su excelente conservación.

PATRIMONIO NATURAL

Montes Obarenes y Sierra de Árcena

Una parte importante del Valle de Tobalina se encuentra dentro del Parque Natural de Montes Obarenes – San Zadornil. Este espacio natural protegido, situado en las estribaciones orientales de la Cordillera Cantábrica, es un modélico relieve estructural de tipo jurásico que incluye las sierras de Oña, la Llana, Pancorbo, Árcena y los propios Montes Obarenes. Es un espacio de enorme interés geológico, geomorfológico y reserva de la biodiversidad. Todo el espacio esta incluido en la Red Natura 2000 con la declaración de Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).

Desde el pueblo de Orbañanos se puede ascender a la cima del Pico Humión y recorrer un viejo sendero ganadero que se adentra en el barranco del arroyo Coreo, de gran interés paisajístico y ecológico. Desde este mismo pueblo se accede al portillo Valmayor por el que pasaba una vieja ruta que comunicaba este pueblo con el de Bozoo y que era utilizada por los habitantes del Valle de Tobalina para acudir a las ferias de ganado de Miranda.

En el Valle de Tobalina se encuentran balizados cuatro senderos que recorren diversas zonas del Parque Natural: el PRC.BU-94-Sendero de San Martín de Don, el SLC.BU-103-Sendero de Herrán, el SLC.BU-109-Sendero de Montejo de San Miguel y el PR.BU-111-Sendero del Humión.

Desfiladero y embalse de Sobrón

El río Ebro ha excavado pacientemente un imponente desfiladero en la confluencia de las Sierras de Arcena y Pancorbo, que la mano del hombre ha sabido aprovechar para embalsar allí sus aguas para la producción de energía eléctrica. Una privilegiada situación entre las regiones biogeográficas atlántica y mediterránea es la causa de su gran riqueza en especies arbóreas y arbustivas. Las riberas del río están incluidas dentro de la Red Natura 2000 con la declaración de Lugar de Importancia Comunitaria (LIC).

Desfiladero del Purón

Cercano a la localidad de Herrán, el desfiladero del río Purón permite atravesar la Sierra de Árcena y comunicar el Valle de Tobalina con el vecino de Valdegobía. Se trata de un lugar de incomparable belleza en el que el hombre ha dejado constancia de su paso a lo largo del tiempo.

Cascada de Pedrosa de Tobalina

El río Jerea, a su paso por la localidad de Pedrosa, forma una espectacular cascada. También llamada “El Peñón”, esta cascada se forma por un desnivel del río de unos 10 m de altura y 125 m de anchura bajo el cual se ha formado un abrigo natural.

Rutas para caminantes

Además de los senderos del espacio natural, por el Valle de Tobalina transitan otras grandes rutas: el GR-85-Ruta de los Sentidos atraviesa de norte a sur el municipio, desde Rufrancos hasta salir por Quintana María. El GR-99-Caminos del Ebro llega a Tobalina por Montejo de San Miguel recorriendo el curso del río hasta el desfiladero de Sobrón. El GR-1006-Ruta de los Monteros también pasa por las localidades de Quintana María, Santocildes y Montejo de San Miguel en su camino hacia Oña. Por último, el PR.BU-64-Siguiendo el Ebro pasa por Quintana María y Santocildes en un camino circular con base en Frías.

El ayuntamiento, en su página web http://www.valledetobalina.com, propone varias rutas temáticas que permiten un conocimiento en profundidad del patrimonio tanto natural, como histórico y etnográfico del Valle de Tobalina. Los visitantes de este valle cuentan también con una amplia oferta turística y hotelera, con numerosas instalaciones de turismo rural en todo el municipio.

Bibliografía:

  • LÓPEZ MARTÍNEZ, Nicolás, Monasterios primitivos en la Castilla Vieja (s. VI-XII), Burgos, 2001.

  • MARTÍN VISO, Iñaki, Poblamiento y estructuras sociales en el norte de la Península Ibérica (siglos VI-XIII), Salamanca, 2000.

  • MARTÍNEZ DÍEZ, Gonzalo, Libro Becerro de las Behetrías. Estudio y texto crítico, León, 1981.

  • MONREAL JIMENO, Luis Alberto, Eremitorios rupestres altomedievales (El Alto Valle del Ebro), Bilbao, 1989.

  • RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, José Manuel, Enciclopedia del Románico en Castilla y León, Aguilar de Campoo, 2002.

  • RUIZ VÉLEZ et alii., Arqueología del norte de Burgos, Villarcayo, 1987.